Voces inexplicables
zumban en mis oídos.
Raudales imparables
corren por mis venas.
Se oyen las notas de un lejano laúd.
Me marcho a la tierra del sueño
a escuchar las voces susurrantes
de los antiguos secretos.
Ven, noche, acógeme en tu seno.
Que bajo tu luna llena soplen y soplen los versos.
Los atrapo en el aire.
Los atrapo y los saboreo.
Los guardo en mis labios
y con ellos te beso.
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